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La publicación del mapa interactivo de capacidad por subestaciones eléctricas en España ha generado una serie de reacciones que coinciden en la importancia crítica que tiene la red eléctrica para el desarrollo industrial.
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Desde hoy, y en las próximas semanas, recogeremos diversos posicionamientos de instituciones y autoridades que sirvan para valorar la situación y proponer recomendaciones. En el artículo de hoy, recogemos reacciones desde Catalunya y el País Vasco.
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«Pensamos en lo nuevo, pero no se tiene en cuenta lo que sabemos hacer desde hace cien años, que son las redes», Patxi Calleja, director de Regulación de Iberdrola España
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“El sector químico de Tarragona es consciente de las limitaciones técnicas y de capacidad en la red de transporte. Por ello, impulsamos proyectos que puedan revertir la situación como es el caso de la línea Escatrón-Els Aubals -La Secuita, pero esto es solo el inicio. Debería complementarse con otras actuaciones en consenso con el territorio para mantener la industria química descarbonizada y circular”, Asociación de Empresas Químicas de Tarragona (AEQT).
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“Sin ‘enchufe’ suficiente, ni crecemos ni progresamos en la transición energética”, Tamara Yagüe, presidenta de Confebask.
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«Gipuzkoa y el País Vasco tienen uno de los músculos industriales y empresariales más fuertes del país. Pero esto no viene de la nada, ni podemos caer en el error de darlo por hecho», Miren Elosegui, responsable de Transición Ecológica y Sostenibilidad en ADEGI.
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«En la medida en que no se solucione el problema de saturación de las redes mediante una mayor inversión en su expansión, refuerzo y adaptación, no se podrá avanzar en la transición energética», Macarena Larrea Basterra y Stephanía Mosquera López, investigadoras del Lab de Energía y Medioambiente de Orkestra – Instituto Vasco de Competitividad.
26 de septiembre de 2025
La semana pasada, el Foro Industria y Energía presentó, en colaboración con Opina 360, el primer mapa interactivo de capacidad por subestaciones eléctricas en España. El estudio, que radiografió la situación de 6.023 subestaciones, confirmó lo que se venía temiendo: un sistema altamente saturado, con el 82,4% de las subestaciones careciendo de capacidad disponible.
Ante esta radiografía, nos hemos planteado en qué medida estos datos podrían redefinir la geografía industrial, la competitividad de los territorios, y los planes de inversión industrial. Para responder a esta inquietud, nada mejor que acudir a las voces que conocen de primera mano el territorio, por lo que hemos abierto un espacio de diálogo con expertos y autoridades.
En ese debate, Patxi Calleja, director de Regulación de Iberdrola España, lanzó una advertencia que resume bien el desafío: «Pensamos en lo nuevo, pero no se tiene en cuenta lo que sabemos hacer desde hace cien años, que son las redes«. A su juicio, la industria demanda aprovechar la transición energética, pero se encuentra con subestaciones saturadas, fruto de haber centrado el esfuerzo en nuevas regulaciones y programas -PERTE, renovables, transformaciones- mientras se descuidaba lo esencial: reforzar y ampliar la red. «Lo tradicional ahoga a lo moderno y es incapaz de apalancar el desarrollo y crecimiento de muchas industrias que lo necesitan», explicó durante el Forbes Summit 25 en Madrid.
La publicación de este mapa, por tanto, no ha dejado indiferente a nadie, y ha generado una serie de reacciones que coinciden en la importancia crítica que tiene la red eléctrica para el desarrollo industrial. En las próximas semanas, recogeremos diversos posicionamientos de instituciones y autoridades que sirvan para valorar la situación y proponer recomendaciones. En el artículo de hoy, reflejamos algunas reacciones que nos llegan desde Catalunya y el País Vasco.
Catalunya heterogénea: Barcelona al frente, el resto de provincias bajo presión eléctrica
Aunque Catalunya es la tercera región del país con mayor capacidad de acceso a la red eléctrica (1.306,3 MW), solo por detrás de Galicia y Andalucía, casi toda esta capacidad se concentra en la provincia de Barcelona (1.113,9 MW). En términos de índice de saturación, de las 378 subestaciones de la región, 300 están saturadas, un 79,3%, ligeramente por debajo de la media nacional. Sin embargo, las provincias de Girona (85,53%), Lleida (94,29%) y Tarragona (92%) superan la media nacional, reflejando limitaciones significativas para el desarrollo industrial. En Tarragona, de las 50 subestaciones analizadas, 46 están completamente saturadas.
El sector químico de Tarragona, a través de la Asociación de Empresas Químicas de Tarragona (AEQT), es consciente de estas restricciones, tanto en nuevos puntos de conexión disponibles como en las limitaciones técnicas y de capacidad de la red de transporte que alimenta las subestaciones locales. Por ello, en coordinación con todos los actores implicados, impulsa proyectos que puedan revertir la situación, como la línea Escatrón–Els Aubals–La Secuita, incluida en la planificación eléctrica 2021-2026, que permitirá suministrar hasta 2,8 GW de electricidad renovable al polo petroquímico de Tarragona con la garantía y seguridad necesarias. La AEQT señala que “esto es solo el inicio, debería complementarse con otras actuaciones en consenso con el territorio, para poder mantener la industria química en Tarragona descarbonizada y circular”.
País Vasco: el epicentro de la asfixia eléctrica
Si bien otros territorios muestran tensiones importantes, el País Vasco concentra el mayor grado de saturación de la red eléctrica del país. De las 497 subestaciones analizadas en la comunidad, 493 están totalmente ocupadas; en total, hablamos de un 99,2% de saturación, casi diez puntos por encima de la media nacional (82,4%). El margen disponible apenas alcanza los 7 MW en total, concentrados en cuatro subestaciones en Gipuzkoa. Todo ello en una región que supone un 10,4% del consumo eléctrico de la industria española y aporta un 9,8% del PIB nacional, según un estudio previo de Opina 360 para el Foro Industria y Energía.
Con un músculo industrial tan potente, el panorama es especialmente tenso: ¿cómo impacta esta saturación de la red en la competitividad de la industria vasca y, por extensión, de toda la región? ¿De qué manera condiciona la capacidad del territorio para avanzar en la transición energética, inseparable de su futuro industrial? ¿Y cómo se ve afectado el ecosistema empresarial, desde las empresas consolidadas hasta las cadenas de valor locales y la llegada de nuevas inversiones, que dependen de un suministro confiable y suficiente? En definitiva, ¿puede la región mantener su capacidad de desarrollo, innovación y competitividad si la red no acompaña?
Voces del territorio: ‘Un músculo industrial que no puede darse por hecho’
Para Miren Elosegui, responsable de Transición Ecológica y Sostenibilidad en ADEGI (Asociación de Empresas de Gipuzkoa), la respuesta es clara: «Gipuzkoa y el País Vasco tienen uno de los músculos industriales y empresariales más fuertes del país. Pero esto no viene de la nada, ni podemos caer en el error de darlo por hecho».
Elosegui subraya que en un momento donde «la competitividad industrial se ve amenazada por infinidad de variables, no nos podemos permitir el lujo de no ponerle solución a un tema tan serio como es el de la saturación de la capacidad de la red eléctrica nacional». Su diagnóstico es contundente: «El suministro eléctrico debe ser constante y confiable y las responsabilidades de garantizarlo no deben eludirse».
¿Son suficientes los 7 MW disponibles en Gipuzkoa para mantener la competitividad industrial de la provincia? La respuesta de la representante de ADEGI es rotunda: «7 MW no son suficientes». Y su argumentación va más allá de la cifra actual: «No nos olvidemos de que la red eléctrica se va a ver cada vez más tensionada por un aumento de la demanda debido a la electrificación de procesos productivos y a la cada vez mayor penetración de las renovables».
En este sentido, Tamara Yagüe, presidenta de la Confederación Empresarial Vasca (Confebask), destaca que la saturación de la red eléctrica tiene un impacto directo y negativo: impide crecer industrialmente, obstaculiza la descarbonización de las empresas, dificulta atraer nuevas inversiones y profundiza la desventaja competitiva frente a otras comunidades autónomas con menor saturación. Aunque valora positivamente el reciente acuerdo entre el Gobierno Vasco y el Estado para aumentar un 40% la potencia disponible en la región, advierte que aún queda mucho por concretar para convertir esta promesa en resultados tangibles.
Esta perspectiva encuentra eco en las investigadoras de Orkestra – Instituto Vasco de Competitividad, Macarena Larrea Basterra y Stephanía Mosquera López, quienes desde el Lab de Energía y Medioambiente aportan una visión sistémica del problema. Para ellas, «en la medida en que no se solucione el problema de saturación de las redes mediante una mayor inversión en su expansión, refuerzo y adaptación, no se podrá avanzar en la transición energética».
¿Cómo afectará esta saturación a la transición energética y la percepción de competitividad de la región? Las expertas de Orkestra son claras: «Esto no solo pondrá en riesgo la descarbonización de la economía, sino que también afectará negativamente la competitividad de las empresas y del País Vasco».
Su análisis profundiza en las oportunidades perdidas: «La CAPV cuenta con una industria intensiva en energía y con un peso importante en el PIB, que está viendo en la electrificación de sus consumos energéticos una vía para la descarbonización competitiva». La electrificación, explican, «permitiría la reducción de sus facturas energéticas, el mayor crecimiento de la industria manufacturera de bienes de equipo eléctrico -que cuenta con una cadena de valor completa en el territorio-, y la promoción de tecnologías innovadoras y nuevos modelos de negocio».
El potencial bloqueado no se limita a la industria tradicional. Como apuntan desde Orkestra, también se frena «la atracción de inversiones en nuevas actividades económicas como centros de datos o hidrógeno verde, y la retención de actividades tradicionales como siderurgia o cemento».
Del diagnóstico a la acción: una hoja de ruta para salir del atasco
Más que diagnosticar, la situación requiere actuar. En este contexto, las aportaciones de los expertos resultan especialmente valiosas, porque no se limitan a señalar dificultades, sino que proponen soluciones concretas para mantener la competitividad y avanzar en la transición energética.
Calleja propone solucionar las ‘cuestiones del pasado’: «la clave está en ejecutar y desaprender: solo así lideraremos la transformación energética en España”. Para él, pese a que el Ministerio se ha propuesto solucionar esta problemática con un RD que permite incrementar la inversión en redes, el sector sigue a la espera de que CNMC modifique sus propuestas de Circulares para que la inversión en redes eléctricas anunciada por el gobierno de España pueda hacerse realidad.
Elosegui apunta que «la descarbonización industrial no será posible sin asegurar una red eléctrica robusta y con capacidad de adaptación. Para garantizarla debe existir una adecuada evaluación de los posibles riesgos, un plan de actuación anticipatorio y unos costes de mejora y mantenimiento razonables».
Por su parte, las investigadoras de Orkestra, autoras del reciente informe El valor de las redes eléctricas para la competitividad del País Vasco, presentan una agenda de siete puntos para afrontar los retos:
- Disponer de una planificación actualizada de la red para el siglo XXI y la descarbonización.
- Facilitar los procedimientos para la obtención de permisos.
- Asegurar la coordinación de los agentes en la ejecución de las obras.
- Establecer un marco normativo y retributivo estables y previsibles que incentive la inversión, la tasa de retribución financiera, el aumento de inversiones anticipadas y la actualización de costes unitarios.
- Desarrollar una estrategia para abordar la aceptación social de las infraestructuras necesarias.
- Crear mecanismos de financiación de la cadena de valor.
- Promover el desarrollo de competencias asociadas a las redes eléctricas y la atracción del talento.
En esta misma línea, Yagüe subraya la urgencia de concretar tiempos y compromisos: «Necesitamos conocer los detalles y los plazos de materialización de esa mayor capacidad disponible para una implantación urgente de la medida. Porque insistimos: sin ‘enchufe’ suficiente, ni crecemos ni progresamos en la transición energética».