20 de junio de 2025

La reciente publicación del informe del Comité de análisis de la crisis eléctrica del 28 de abril de 2025 ha sido recibida con gran interés por el sector industrial. Para el Foro Industria y Energía (FIE), este documento, lejos de disipar por completo las inquietudes, introduce nuevas capas de complejidad en la ya desafiante tarea de la planificación y gestión energética de las empresas industriales.

La persistente incertidumbre para la inversión industrial

Desde la perspectiva de la industria, la incertidumbre es un enemigo directo de la inversión. Como ha señalado el FIE en ocasiones anteriores,  “la incertidumbre mata a la industria”. Las decisiones estratégicas sobre electrificación, descarbonización y eficiencia energética requieren un marco regulatorio y operativo predecible. Lamentablemente, el informe, con su análisis de un “evento multifactorial” complejo, si bien arroja luz sobre algunos aspectos técnicos, no logra ofrecer la claridad necesaria para que las empresas decidan con confianza sus próximas grandes inversiones en el ámbito energético.

La falta de una explicación simple y contundente de la cadena de eventos y la naturaleza técnica de las conclusiones pueden, paradójicamente, aumentar la desconfianza. ¿Tenemos todos los datos? La existencia de diferentes versiones del documento con distintos niveles de información añade una preocupante incógnita para la industria: ¿Han recibido las empresas la versión «completa» y con la mayor información posible, crucial para comprender la verdadera situación del sistema y planificar nuestro futuro energético? Esta opacidad, aunque sea parcial, es perjudicial para la confianza inversora.

A ello se suma la confusión que genera la existencia de múltiples fuentes oficiales con diagnósticos distintos sobre lo ocurrido. Mientras que el informe del Gobierno es el que analizamos aquí, Red Eléctrica ha publicado su propio análisis con conclusiones diferenciadas y que además apunta a problemas estructurales, y la CNMC trabaja en su proprio análisis. La falta de un relato único y validado refuerza la incertidumbre y alimenta la desconfianza entre los actores industriales.

El sector industrial necesita señales claras sobre hacia dónde se dirige el sistema energético español. Si las causas de una interrupción, aunque compleja, no se presentan con una transparencia que permita entender las soluciones de forma inequívoca, la contención en la inversión seguirá siendo la tónica dominante. Si ya es difícil decidir en condiciones “normales”, imaginemos como lo es en situaciones extraordinarias que escapan a la comprensión del mundo industrial.

Más allá del análisis técnico: puntos clave para la gestión energética de la industria

Como Foro Industria y Energía, reconocemos que el análisis técnico pormenorizado del informe sobrepasa nuestras capacidades de análisis y es responsabilidad de los organismos competentes cumplir con sus obligaciones de transparencia informando de forma “clara, estructurada y entendible para los interesados” (art. 5.4 de la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno). Nuestra misión, sin embargo, es interpretar las consecuencias de este documento para la gestión energética de la industria y el impacto en las decisiones de inversión.

A pesar de la incertidumbre general, el informe, entre líneas y en sus propuestas, sí ofrece puntos que son cruciales para el futuro energético de la industria y que deben ser valorados:

  • Las energías renovables como parte de la solución: el informe no responsabiliza a las renovables del incidente. Si bien identifica retos en su integración (como el control de la tensión y la necesidad de una mejor respuesta ante fluctuaciones), el camino hacia la descarbonización con renovables sigue siendo inalterable. Se recalca la necesidad de que las instalaciones renovables, particularmente la fotovoltaica, puedan participar activamente en el control de tensión y responder mejor a las oscilaciones de la red. El informe señala que, aunque las renovables tienen “capacidad tecnológica para operar por consigna”, la normativa actual no lo exige. Para acelerar esta mejora, se propone un “Plan de impulso a la repotenciación de proyectos renovables, facilitando la sustitución de equipos renovables antiguos por otros modernos que por tanto incorporen los requisitos más recientes de control, gestión y robustez ante el sistema”.
  • Compromiso del Gobierno con la electrificación industrial: el incidente no ha frenado el apoyo a la electrificación como eje central de la descarbonización. El informe y las medidas subsiguientes reafirman esta línea.
  • La planificación de la red, clave para la demanda industrial: se subraya la necesidad de reforzar la red y su planificación, lo que se aborda a través del lanzamiento de la próxima planificación de la red de transporte eléctrica horizonte 2030 con priorización para el consumo industrial. Además, se plantean medidas como la “activación de los concursos de acceso a la demanda para este tipo de instalaciones” y la “caducidad de los permisos de acceso a la demanda no utilizados para evitar el bloqueo artificial de las redes eléctricas y permitir su aprovechamiento por parte de proyectos maduros y solventes.” Para la industria, esto se puede traducir en una potencial mayor seguridad de suministro y capacidad para conectar nuevas cargas y generación distribuida.
  • El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR): el informe refuerza la importancia de los fondos del PRTR. Específicamente, se menciona una inversión de 931 millones de euros destinados a la financiación de actuaciones en la red de transporte que minimice el impacto de estas inversiones en la factura final de los consumidores, lo que podría traducirse en un acceso más asequible a la energía para la industria.
  • Revisiones normativas necesarias: la necesidad de adaptar la normativa es evidente. Esto incluye la “revisión de los parámetros técnicos” y la “redefinición de las capacidades que deben aportar los generadores” y la demanda. Asimismo, se propone la “revisión de la normativa de límites de inversión en redes asociando dicha revisión a la obligación a las titulares de las redes de distribución la obligación de incorporar en sus planes de inversión actuaciones específicas para la electrificación de la industria, así como procesos abiertos y transparentes que permitan a la industria plantear sus necesidades de demanda”. Para la industria, esto podría significar nuevas oportunidades para participar activamente en la estabilidad del sistema, por ejemplo, a través de la gestión de la demanda.
  • Impulso al almacenamiento eléctrico: la apuesta por el almacenamiento se reafirma como una herramienta crucial para la estabilidad y flexibilidad del sistema. Esto puede abrir puertas a soluciones de almacenamiento a gran escala y, potencialmente, a nivel industrial, mejorando la seguridad de suministro en sus instalaciones.
  • Incentivos a la flexibilidad y servicios auxiliares por parte de la demanda: el informe destaca la necesidad de mejorar la operatividad y visibilidad de las redes de distribución y la participación de los recursos distribuidos en la gestión del sistema. Se propone la “incorporación de objetivos de flexibilidad en la normativa sectorial nacional” y la “aprobación de la regulación del agregador independiente, con el objeto de maximizar los posibles agentes a participar en sistemas de flexibilidad”. Esto implica que la industria, con su capacidad para ajustar el consumo, invertir en almacenamiento o gestionar sus activos de generación, podría ser un actor clave en la provisión de servicios auxiliares como el control de tensión o la respuesta rápida, lo cual debería ser incentivado mediante nuevos marcos de mercado.
  • La relación entre precios de mercado y tensión: el informe menciona cómo los bajos precios o los precios negativos pueden llevar a las plantas (incluidas las térmicas o de cogeneración) a reducir la absorción de reactiva o incluso a desacoplarse. Este comportamiento contribuyó a las sobretensiones. Este es un punto clave para la industria, que no puede ser un actor pasivo en este escenario. Para no quedar a merced de las decisiones de otros, inevitablemente tendrá que formar parte activa de la solución monitorizando las señales del mercado para entender su impacto no solo en el coste, sino también en la estabilidad del sistema y su propio consumo.

Conclusiones del FIE:

El Foro Industria y Energía ha llegado a las siguientes conclusiones tras el análisis del informe del Gobierno:

  • El informe, aunque técnico y necesario, no logra despejar la incertidumbre clave para las decisiones de inversión industrial, pudiendo incluso aumentarla por la percepción de opacidad. Como ya hemos comentado en múltiples artículos, la incertidumbre es, probablemente, el peor enemigo del desarrollo industrial y de la inversión en cuestiones clave como la gestión energética.
  • La incógnita sobre la disponibilidad de la versión completa no censurada del informe para el sector industrial es fundamental y debe ser abordada para generar confianza. ¿Está la industria española, como principal consumidora, realmente informada de esto?
  • La coexistencia de múltiples informes, como el elaborado por Red Eléctrica con conclusiones distintas que apuntan a problemas estructurales, y el futuro análisis de la CNMC, y la ausencia de una narrativa común sobre lo sucedido, intensifica la confusión y la desconfianza en el sector industrial respecto a la información fidedigna necesaria para valorar con certeza los riesgos reales del sistema.
  • “Es imprescindible apoyar decididamente las inversiones industriales en autoconsumo, con un marco regulatorio estable y un plan económico que incentive realmente esta apuesta por parte del sector productivo”, señala Eduardo Álvarez, director técnico del FIE y catedrático de la Universidad de Oviedo. En este contexto, resulta necesario que las medidas de impulso no se limiten únicamente al ámbito de las redes eléctricas, sino que también acompañen y respalden el esfuerzo inversor de la industria en soluciones propias.
  • Las renovables no son responsables, pero su integración exige mejoras significativas en su capacidad de aportar servicios al sistema (control de tensión, amortiguación de oscilaciones) y una normativa que lo incentive.
  • Se reafirma la apuesta por la electrificación y la resiliencia del sistema, pilares para la industria, con el apoyo de 931 M€ del PRTR para el refuerzo de redes. No obstante, más allá de esta inversión, no se han anunciado nuevas partidas directamente asociadas al apagón. Esta cuantía ya formaba parte de inversiones previamente planificadas y comunicadas. Por tanto, aunque esta medida puede contribuir a evitar situaciones similares en el futuro, no ha generado nuevas líneas de inversión específicas derivadas de la crisis.
  • La industria no puede permitirse ser un actor pasivo en la gestión y evolución del sistema energético. Para evitar quedar a merced de decisiones externas y garantizar su propio futuro energético, es imperativo que asuma un rol activo y proactivo en la configuración de un marco más estable y resiliente que asegure su futuro energético. La industria debe demandar marcos regulatorios estables y claros que incentiven la inversión y la participación de la industria en la transición energética priorizando la agilización del acceso y uso de la red para la demanda industrial.

De cara a las consecuencias para la gestión energética de la industria, estas son:

  • Necesidad de mayor resiliencia propia: invertir en soluciones de autoconsumo, almacenamiento y gestión inteligente de la demanda in situ será más crítico que nunca, dada la complejidad del sistema y el impulso normativo al almacenamiento.
  • Adaptación a nuevas exigencias técnicas: las futuras inversiones en renovables o en el propio consumo industrial deberán ajustarse a los nuevos requerimientos normativos.
  • Mayor necesidad de digitalización y monitorización: para participar en los servicios auxiliares y optimizar la gestión energética, las industrias deberán invertir en sistemas avanzados de monitorización y control que permitan una interacción más granular y en tiempo real con el mercado.
  • Urge una planificación de red más robusta y transparente que garantice la capacidad de conexión y el suministro estable para el crecimiento industrial, apoyándose en la inversión ya prevista para la red de transporte y distribución. Aunque las decisiones sobre estas inversiones no están, obviamente, en manos de la propia industria, debería ser una reclamación constante si realmente queremos que la industria avance hacia la electrificación.