6 de junio de 2025

La industria, motor fundamental de nuestra economía, se enfrenta a un desafío sin precedentes: la descarbonización de procesos que, por su naturaleza, requieren altas temperaturas y, hasta ahora, han dependido en gran medida de combustibles fósiles. Nos referimos a esos «procesos de difícil electrificación«, como los hornos de porcelana que alcanzan temperaturas superiores a los 1.200 ºC. Este reto es aún más relevante en un contexto de creciente preocupación por la seguridad del suministro energético, como lo demostró el reciente apagón. Sin embargo, algunas empresas, lejos de la inacción, han asumido el liderazgo en la búsqueda de soluciones.

Concretamente, tres compañías punteras se han sentado a compartir lecciones, estrategias y desafíos en torno a la electrificación y las vías complementarias para la descarbonización de la industria. Roca, con su revolucionario horno eléctrico para porcelana sanitaria; Alier, con su transición completa a biomasa; y Nedgia, impulsando el desarrollo de gases renovables. No se trató de una conversación teórica, sino de análisis y experiencias reales, decisiones difíciles ya tomadas, inversiones en marcha, retos aún por resolver.

Desde el Foro Industria y Energía, convencidos de que el conocimiento compartido es clave, hemos querido reunir esas reflexiones, ya que, más allá de inspirar, las experiencias de estas empresas pueden ofrecer un camino replicable para otras industrias que enfrentan desafíos similares de alta exigencia energética.

Luces largas y todas las alternativas sobre la mesa

«Estudia todas las alternativas y mira con luces largas», recomienda Ignacio Cabané, responsable de conexión a la red de gases renovables de Nedgia. Para Cabané, es crucial realizar análisis macroeconómicos y energéticos para entender la sostenibilidad de las decisiones a largo plazo. Esta filosofía de análisis exhaustivo y perspectiva temporal amplia se revela como uno de los pilares fundamentales para abordar la descarbonización de procesos complejos. En un país donde el gas sigue siendo la principal fuente energética (320 TWh frente a los 235 TWh de la electricidad, según los datos de Nedgia), descarbonizar exige tanto ambición como pragmatismo.

Desde su perspectiva, el gas renovable puede jugar un papel muy relevante: aprovecha infraestructuras existentes, no exige grandes inversiones en calderas ni turbinas, y puede ofrecer precios estables mediante contratos bilaterales similares a los PPA eléctricos. Cabané señaló que la electrificación, si bien es una vía esencial para la descarbonización, debe complementarse con otras soluciones para asegurar la eficiencia y la sostenibilidad a gran escala.

El ejemplo de Roca ilustra perfectamente esta necesidad de análisis previo. Antes de embarcarse en el desarrollo de su horno eléctrico, la compañía identificó casi 2.000 acciones potenciales de eficiencia energética en sus 78 fábricas distribuidas por todo el mundo. Este análisis exhaustivo les permitió entender exactamente dónde estaban, qué procesos tenían mayor impacto en emisiones, y cuáles eran las alternativas más viables para cada contexto específico.

El compromiso inquebrantable de la dirección como motor de cambio

Manuel Fernández, responsable de energía de Alier, destaca un factor que resulta determinante en todos los casos de éxito: el compromiso inquebrantable de la dirección: «El equipo directivo no solo ha respaldado las propuestas para la descarbonización, sino que, en muchos casos, ha sido incluso más proactivo y propositivo que los propios equipos internos».

Esta visión y determinación desde la cúpula han sido cruciales para implementar cambios significativos. La empresa, que ha transitado de ser una papelera tradicional para considerarse «valorizadores de residuos», tomó la decisión estratégica de eliminar completamente su cogeneración de gas natural, que consumía 1.800 megavatios diarios, y sustituirla por una caldera de biomasa que cubre el 100% de sus necesidades energéticas. Esta transformación, que permite evitar 92 toneladas de CO₂ al año, no habría sido posible sin el respaldo decidido de la dirección, que «trazó una estrategia bastante clara» de descarbonización con objetivos antes del 2030.

La experiencia demuestra que, sin este compromiso desde la cúpula directiva, los proyectos de descarbonización quedan relegados a iniciativas menores o se diluyen ante las primeras dificultades. El liderazgo comprometido no solo aporta los recursos necesarios, sino que también transmite a toda la organización la importancia estratégica de la transformación energética.

Sin buenos compañeros de viaje, no se llega lejos

Bárbara Urdillo aporta una reflexión reveladora: la importancia de encontrar «buenos compañeros de viaje» para hacer posible lo imposible. Su experiencia desarrollando el primer horno de porcelana sanitaria del mundo que funciona 100% con electricidad ilustra perfectamente este principio.

Cuando a Roca le dijeron que no era viable electrificar un horno de porcelana, no se detuvieron. «En primer lugar, fue muy complicado porque los fabricantes de hornos no querían renunciar a su mercado actual. Estaban destruyendo su tecnología para ir a una alternativa que ni siquiera consideraban viable», explica Urdillo. La solución llegó cuando encontraron un fabricante dispuesto a «participar en esta aventura», iniciando así un proyecto experimental que nadie daba por garantizado.

El resultado habla por sí mismo: desde hace dos años, la fábrica de Roca en Austria opera con el primer horno de producción de porcelana sanitaria del mundo que funciona completamente con energía eléctrica mediante tecnología de inducción. Pero el éxito no se limitó al desarrollo tecnológico; durante estos dos años han conseguido mejorar la eficiencia hasta «conseguir unas ratios que nos permitieran competir con los precios de gas».

Esta filosofía de alianzas estratégicas se extiende a toda la estrategia energética de Roca: contratos Power Purchase Agreement (PPAs) que abastecen el 100% de sus factorías europeas, alianzas para la instalación de más de 33 megavatios en autoconsumo (con 25 ya instalados), y proyectos experimentales de hibridación con hidrógeno. Cada paso se da de la mano de socios especializados que comparten la visión de transformación.

La incertidumbre como enemigo común

Un hilo conductor emerge claramente de las tres experiencias: «la incertidumbre mata a la industria». Esta frase, pronunciada durante el encuentro, resume una realidad que trasciende las diferencias tecnológicas entre las soluciones adoptadas por cada empresa.

Manuel Fernández de Alier lo describe con precisión: «Llegábamos al despacho y lo primero que hacíamos era abrir los portales de noticias de todo el mundo, básicamente para ver si se había despertado bien o mal, qué le había pasado durante la noche», refiriéndose a la volatilidad del mercado gasístico. Su transición a biomasa local con contratos cerrados «a dos, tres, hasta cinco años vista» les ha proporcionado la estabilidad que necesitaban: «ahora por lo menos el 50% que da la parte de gas ya la dejamos de mirar».

Los tres ponentes coinciden en que eventos como el reciente apagón eléctrico, lejos de minar la confianza en los procesos de descarbonización, «han reforzado aún más la necesidad de gestionarlos adecuadamente y poner los recursos e inversiones necesarios», como señala Bárbara Urdillo.

Tres pilares para la descarbonización industrial en procesos de difícil electrificación

El director del Foro Industria y Energía, Albert Concepción, quiso resumir la conversación con tres recomendaciones clave para toda empresa industrial que quiera avanzar hacia un modelo energético sostenible:

“Conocimiento, perspectiva y buenos compañeros de viaje. Para avanzar en la descarbonización industrial necesitamos saber dónde estamos y hacia dónde vamos, con datos y análisis; tomar decisiones mirando con luces largas; y hacerlo acompañados, porque hoy es imposible recorrer este camino en solitario”

Esta idea de «compañeros de viaje» no se limita solo a la colaboración entre empresas, sino que se extiende a la necesidad de un mix energético diversificado. Por ello, crear espacios de reflexión como este no es un lujo, es una necesidad. Porque la descarbonización de la industria no se logra solo con tecnología, sino con visión compartida, decisiones valientes y un mix energético diversificado que permita que todas las fuentes sumen, se complementen y se apoyen mutuamente para proporcionar a la industria la estabilidad y competitividad que requiere su transformación.