En nuestra vida cotidiana, buscamos constantemente formas de aprovechar al máximo los recursos que tenemos a mano. Ya sea reutilizar el agua de la lluvia para regar las plantas o convertir nuestros restos de comida en guisos deliciosos, estas prácticas reflejan nuestra capacidad para optimizar lo que tenemos. La industria, creada a nuestra imagen y semejanza, sigue el mismo principio de aprovechamiento y optimización.  En Barcelona, esta filosofía se ha traducido en un avance clave: la primera red urbana de recuperación de frío sostenible de una terminal de GNL, fruto de la colaboración entre Veolia, Enagás y el Ayuntamiento de Barcelona. 

Eficiencia industrial como motor de cambio

Tradicionalmente, el frío generado en el proceso de regasificación de gas natural licuado (GNL) se perdía. Hoy, gracias a una solución tecnológica innovadora, se recupera y distribuye a -20ºC para abastecer una red urbana que genera 131 GWh anuales de energía local sostenible, baja en carbono y competitiva. Esto equivale al consumo energético de una ciudad como Reus, Tarragona (más de 100.000 habitantes) y evita la emisión de 32.000 toneladas de CO2 al año, lo que corresponde a 110 vuelos de ida y vuelta entre Barcelona y Nueva York.

Este recurso, antes desperdiciado, ahora alimenta una red de refrigeración que beneficia a infraestructuras clave, como la Fira de Barcelona, oficinas gubernamentales, hoteles y centros comerciales.

Hoy hemos dado un paso muy relevante en el compromiso con la innovación y sostenibilidad en nuestros procesos industriales. Estamos ante un proyecto de energía sostenible emblemático para la ciudad de Barcelona”, subraya Arturo Gonzalo, Consejero Delegado de Enagás. 

Un puente entre sectores: el caso de Mercabarna

La eficiencia industrial no solo transforma su propio ámbito, sino que tiene un efecto multiplicador en otros sectores. Un ejemplo claro del impacto de esta tecnología es el acuerdo entre Veolia y Mercabarna, uno de los mayores mercados mayoristas de Europa. Este suministro de frío sostenible podría beneficiar a sus cámaras frigoríficas y sistemas de climatización, mejorando la eficiencia del sector alimentario y ampliando las aplicaciones del frío residual a actividades complementarias. Este tipo de acuerdos no solo refuerzan la competitividad de sectores específicos, sino que también potencian el impacto positivo en toda la cadena de suministro.

Estelle Brachlianoff, CEO de Veolia, subraya el potencial de esta tecnología:

La replicabilidad de esta solución es una primicia mundial que abre un enorme potencial en Europa y a escala internacional. Demuestra el impacto positivo de las soluciones energéticas territoriales en la descarbonización y la competitividad de los territorios”.

Sinergias que transforman: colaborando hacia la descarbonización

Este avance es fruto de la colaboración entre Veolia, Enagás, el Ayuntamiento de Barcelona y otros actores locales, quienes han trabajado juntos desde 2009. La clave de este proyecto es que la eficiencia de un sector impulsa la eficiencia de otros. Los recursos energéticos generados en el puerto impactan directamente en sectores terciarios (oficinas, hoteles, centros comerciales), residenciales y alimentarios.

La primera teniente de alcalde de Barcelona, Laia Bonet,  lo sintetizó así:

«Estamos poniendo la innovación al servicio de unas ciudades más sostenibles y más resilientes. Este proyecto es pionero, sitúa en el centro la innovación, la eficiencia energética, la descarbonización y la colaboración público – privada, y esto nos permite a las ciudades afrontar los retos del cambio climático, unos retos que debemos transformar en generación de nuevas oportunidades», Laia Bonet, primera teniente de alcalde de Barcelona

Conclusión: cuando la industria lidera, todos ganamos

Con más de 150 terminales de GNL en todo el mundo, la solución implementada en Barcelona abre un horizonte de posibilidades para replicar este modelo y maximizar los beneficios intersectoriales. Desde las infraestructuras urbanas hasta la competitividad de mercados locales, la eficiencia energética industrial se perfila como una herramienta clave para transformar sectores enteros.

Este proyecto no solo es un ejemplo de cómo la industria puede optimizar sus recursos, sino también de cómo estas mejoras se extienden a otros sectores clave de la economía. Desde hoteles hasta mercados mayoristas, la eficiencia industrial impulsa una red de beneficios que trascienden sus límites tradicionales, haciendo realidad un modelo de colaboración en el que todos los actores avanzan hacia la sostenibilidad y la competitividad.