El Foro Industria y Energía destaca que los procesos de descarbonización de la industria no son, necesariamente, homogéneos. Cada subsector industrial tiene sus propias necesidades y fortalezas, por lo que es importante impulsar acciones específicas para lograr un objetivo común: la transición ecológica.

El BOE ha publicado hace unos días el extracto de la Orden del Ministerio de Industria y Turismo por la que se convocan ayudas a proyectos industriales dentro del PERTE Agroalimentario por valor de 100 millones de euros. Dentro de este PERTE, una de las líneas subvencionables contempla las inversiones “con carácter innovador” en “medidas de ahorro energético o energías renovables” destinadas a mejorar la eficiencia energética en los procesos de producción o la sustitución de fuentes de energía fósiles por renovables. De este modo, el PERTE Agroalimentario puede constituir una valiosa herramienta para la transición energética de este sector.

El agroalimentario, como el resto de subsectores industriales, se encuentra en pleno proceso de descarbonización, con algunas particularidades propias. Por lo que respecta al uso de energías renovables, se sitúa por encima de la media de la industria en España, según un informe elaborado por Opina 360 para el Foro Industria y Energía, que se publicará próximamente. Así, el 18,8 % de la energía consumida por el sector agroalimentario procede de renovables, lo que supone 6,2 puntos porcentuales más que la media, que se sitúa en el 12,4%.

Este mayor porcentaje sobre la media se debe, sobre todo, al importante papel que juega la biomasa, que es la principal fuente renovable empleada por el sector, con gran diferencia respecto a las demás. El motivo principal sería la mayor facilidad de acceso a este recurso, que supone además una vía para gestionar de manera rentable algunos residuos. Esta herramienta tiene un efecto descarbonizador a través dos vías: la utilización de energías renovables y la reducción de emisiones de metano causadas por los residuos agrícolas y ganaderos.

El uso de gas natural en el sector agroalimentario (34 %) se mantiene muy por debajo de la media industrial, que se sitúa en el 41,1%. No obstante, el sector tiene aún un amplio margen de mejora en este sentido, que puede venir tanto de un incremento en el empleo de biomasa y biogás como de la coexistencia de fuentes como la fotovoltaica y la eólica en cultivos agrícolas o terrenos para la explotación ganadera.

Descarbonización: acciones específicas con un objetivo común

El Foro Industria y Energía destaca que los procesos de descarbonización de la industria no son, necesariamente, homogéneos. Cada subsector industrial tiene sus propias necesidades y fortalezas, por lo que es importante impulsar acciones específicas para lograr un objetivo común: la transición ecológica.  

“No hay un único proceso de descarbonización, sino la confluencia de muchos procesos sectoriales que tienen un objetivo común, pero que pueden tomar caminos diferentes para alcanzarlo en función de sus necesidades y sus fortalezas”, apunta Albert Concepción, director del FIE. “Existen elementos comunes en los distintos subsectores industriales, como el necesario incremento de la energía procedente de renovables, pero las vías para conseguirlo son diversas: las necesidades energéticas y recursos materiales de una empresa cerámica no son las mismas que las de una empresa que elabora, por ejemplo, zumos de fruta. La descarbonización es como un maratón, no todos van a poder entrar en la meta al mismo tiempo, y la carrera no se va a poder dar por acabada hasta que llegue el último, que se esfuerza y tiene tanto mérito como el primero”.

En el caso del sector agroalimentario, al uso de la biomasa se añaden otras vías de descarbonización específicas, como son la apuesta por la agricultura de conservación para reducir las emisiones de carbono; la optimización de uso de fertilizantes para frenar las emisiones de óxido nitroso; el manejo de pastizales para la captación de CO2 en suelo; la reducción de desperdicio de alimentos o el aumento de la eficiencia y sostenibilidad del transporte y la logística.