Publicado el 13 de diciembre en el Periódico de la Energía 

La gestión energética sostenible juega un papel clave en la mejora de la percepción social de la industria

En el imaginario colectivo, la industria todavía evoca chimeneas humeantes y fábricas grises similares a las que Charles Dickens retrató en sus novelas. Según el informe La percepción social de la industria en España, elaborado por el Centro de Estrategia y Prospectiva Industrial (CEPI, 2023), el entendimiento ciudadano sobre la industria es “medio-bajo”, y solo un 48% la considera innovadora. Esta visión anacrónica dificulta el reconocimiento del papel que esta desempeña en la actualidad.

Parece, por tanto, bastante urgente, tal como destacaba Eduardo Montes en la jornada La Industria en España: hacia una nueva realidad, superar la imagen de la industria como un sector «sucio» y destacar su verdadera naturaleza limpia, avanzada, y diseñada para liderar la transición ecológica y social.

Y en este proceso de cambio de percepción, la gestión energética juega un papel central porque adoptar soluciones más sostenibles evidencia el compromiso inequívoco de la industria con un futuro compartido. Este esfuerzo debe ser liderado por la propia industria, demostrando activamente su papel como parte de la solución: un mensaje que la ciudadanía debe escuchar.

La industria y la sociedad: una conversación pendiente

La colaboración entre industria y ciudadanía no es un lujo, sino una necesidad. Según el informe del CEPI, el 80 % de los ciudadanos apoya la instalación de nuevas industrias por los empleos que generan, pero el 70% teme sus impactos ambientales. Esta desconfianza refleja la necesidad de acciones concretas que evidencien cómo la industria puede ser una aliada del bienestar social.

Un caso inspirador es el sistema de monitoreo de olores de la Asociación de Empresas Químicas de Tarragona (AEQT), que involucra a la comunidad en la gestión de olores industriales a través de la aplicación NasApp. Los datos reportados por los ciudadanos se utilizan para ajustar procesos y mejorar la calidad del aire.

Este tipo de iniciativas no solo crean entornos saludables, sino que también refuerzan el vínculo entre industria y ciudadanía. La industria no está aislada de la sociedad: es una extensión de ella y depende de su confianza para prosperar. La industria quiere y requiere la participación ciudadana para construir una relación de confianza mutua y compromiso compartido.

La locomotora de la economía: el efecto tractor de la industria

Pero es que, además, La industria es el corazón que bombea vitalidad al resto de la economía. Más allá de generar empleo, tiene un efecto multiplicador que beneficia a otros sectores económicos, fortaleciendo la competitividad y resiliencia económica.

Un ejemplo claro de este efecto tractor es el proyecto desarrollado en Barcelona por Veolia, Enagás y el Ayuntamiento, que reutiliza el frío residual del gas natural licuado (GNL) para abastecer una red urbana sostenible. Este sistema genera 131 GWh de energía limpia al año, suficiente para abastecer una ciudad como Reus, y evita la emisión de 32.000 toneladas de CO₂. Además, su implantación está prevista en Mercabarna, mejorando la eficiencia de sus cámaras frigoríficas.

Proyectos como este convierten residuos en recursos, transformando lo que antes era desperdicio en valor económico, social y ambiental. Estas iniciativas subrayan el papel crucial de la gestión energética como catalizador para fortalecer el efecto tractor de la industria.

Conclusión: la industria como reflejo de nuestra humanidad

La industria no es solo una colección de máquinas y procesos. Hecha a nuestra imagen y semejanza, es un espejo de nuestra esencia. Cada innovación que emerge de la actividad industrial lleva implícito un mensaje: la aspiración de que nuestras ideas sirvan a la sociedad y estén al alcance de todos.

Como dijo Jacques Cousteau, «solo amamos aquello que conocemos», por lo que necesitamos redescubrir nuestra relación con la industria, reconciliarnos con ella y participar activamente en su evolución. La gestión energética sostenible se erige como el puente que conecta la industria con la ciudadanía, demostrando su papel clave en la construcción de un futuro compartido.

Isabel Núñez Rotta, directora de Relaciones Institucionales del Foro Industria y Energía.