• El ministro de Industria reconoce que hay mucho trabajo por delante y pide a la industria y al resto de actores sociales que sean “exigentes para no perder esta gran oportunidad”.

  • Para el FIE, es necesario romper con la idea de silos ministeriales para tener una visión transversal de la industria.

  • El objetivo final es que la Ley de Industria, más que un marco normativo, se convierta en un catalizador para la transformación real de la industria. 

La nueva Ley de Industria: la semilla de la reindustrialización sostenible

Desde su fundación hace cuatro años, el Foro Industria y Energía (FIE) ha insistido en la necesidad de implicar a todos los actores en el proceso de la transición energética de la industria. En mantener un diálogo que implique a las pymes, las industrias de todos los sectores productivos, los generadores de energía, los fabricantes de equipamiento e infraestructuras energéticas, así como las entidades financieras y todos los profesionales que forman parte de la cadena de valor.

En este contexto, aunque celebramos el espíritu de diálogo y consenso que se respiró durante el Congreso Nacional de Industria, particularmente en la mesa dedicada al nuevo Anteproyecto de Ley de Industria y Autonomía Estratégica, no podemos olvidar que este es solo el primer paso de un largo camino. Durante años hemos insistido en la necesidad de una visión integral que aúne industria y energía, y aunque esta ley parece empezar a reconocerlo, es necesario ver cómo se materializa en medidas concretas y efectivas.

Una ley que plantea el papel crítico de la energía en la industria

El cambio de paradigma es evidente: la nueva Ley de Industria marca un antes y un después respecto a su predecesora de 1992. Como señaló Pablo Garde, subsecretario de Industria y Turismo, la ley se focaliza en nuevos conceptos como la descarbonización, la digitalización, y “el ámbito energético, entendiendo que este es un ámbito crítico y clave para la industria.» Este reconocimiento se materializa en medidas concretas, como destaca Teresa Rasero, presidenta de la Comisión de Industria y Transición Ecológica de la CEOE, quien valoró «cómo se cuida a la industria electrointensiva, que es tractor del resto de la industria».

Uno de los aspectos más innovadores de la ley es su enfoque en la sostenibilidad y la autonomía estratégica. Jordi Hereu, ministro de Industria y Turismo, destacó que «la reindustrialización es una necesidad para Europa y una gran oportunidad para España». Además, hizo hincapié en el concepto de «orgullo industrial», una idea que conecta la competitividad económica con el valor social de una industria fuerte y sostenible.

La política industrial debe olvidar los silos ministeriales

Un avance fundamental en esta nueva ley es la creación del Consejo Estatal de la Política Industrial que implique al resto de ministerios. Como explicó Jordi García Brustenga, director general Estrategia Industrial y Pyme del Ministerio de Industria y Turismo, «la industria es muy transversal, nos afectan otros ministerios y mucho, y también afecta la industria al resto. Esta ley busca una visión integradora» Esta visión coincide plenamente con lo que defendemos en el FIE desde su concepción: la necesidad de reconciliar la política industrial y la política energética bajo una visión integral y coherente.

Una ley para todos y con todos

Es especialmente valorable que durante el Congreso Nacional de Industria se diera voz no solo a los actores institucionales, sino también a los agentes sociales. El carácter inclusivo del anteproyecto fue un tema central en el debate. Teresa Rasero Guerrero, presidenta de la Comisión de Industria y Transición Ecológica de la CEOE, destacó que «tenemos que seguir hablando entre la Administración y todos los agentes sociales». Este consenso inicial es fundamental para garantizar la estabilidad de la ley a largo plazo.

Esta visión inclusiva se refleja en las acciones concretas: la CEOE ya ha dado un primer paso al pedir un Pacto de Estado por la Industria y un papel protagonista de las mesas de reindustrialización. Como señaló Teresa Rasero, «nos estamos jugando el desarrollo económico, el desarrollo social, la cohesión social del conjunto del país». Este Pacto es la manera de asegurar que la ley sea estable en el tiempo y debe permitir que los «agentes sociales podamos proponer diagnosticar y poner medidas proactivas».

Desde UGT FICA, su secretario de Política Industrial, Juan Antonio Vázquez, subrayó el avance logrado gracias al diálogo y el consenso: «El documento ha tenido una gran evolución gracias al debate, al diálogo, al consenso, y a la participación de todos los agentes del ecosistema industrial». Además, hizo un llamamiento a que la sociedad sea exigente con la política industrial, enfatizando la necesidad de transparencia y responsabilidad.

El propio ministro enfatizó esta visión integradora al declarar: «Todos somos necesarios, aquí no sobra nadie», añadiendo incluso un guiño a la corresponsabilidad política señalando al consejero de Industria de la Junta de Andalucía, Jorge Paradela que «tú y yo somos de partidos diferentes, pero este es un objetivo común».

Hacia una transformación real de la industria: “se’ns gira feina” (a todos)

Como recordó el President de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, «nada se podrá hacer sin colaborar. Es más, los grandes éxitos son fruto de la colaboración». Desde el FIE, nos comprometemos a seguir siendo esa voz exigente que vele por una transición energética justa y efectiva, que integre las necesidades de todos los actores de la cadena de valor industrial.

La nueva Ley de Industria representa, en palabras de García Brustenga, «una señal, tanto interna como externa» que «marca un modelo europeo de hacer las cosas.» Un modelo que, desde el FIE, seguiremos ayudando a construir.

Si bien celebramos este espíritu de diálogo y consenso, también tomamos muy en serio las palabras del ministro cuando dijo: «Y os pido que nos exijáis, que nos pidáis para no perder esta gran oportunidad.» Asumimos este reto como una responsabilidad: exigiremos que esta ley no solo sea un marco normativo, sino un catalizador para la transformación real de la industria.

El camino hacia una ley efectiva requiere medidas concretas, compromiso político y la participación activa de todos los actores. El reto es grande, pero también lo es la oportunidad. Desde el FIE seguiremos trabajando para que esta visión compartida se traduzca en una industria más fuerte, sostenible y justa para todos.