18 de julio de 2025
  • La Comisión Europea publica una Recomendación sobre los incentivos fiscales para apoyar el Pacto por una Industria Limpia.

  • Según datos de la Comisión Europea, la UE debe aumentar sus inversiones anuales relacionadas con la transición energética en energía, innovación industrial y sistemas de transporte en aproximadamente 480.000 millones de euros durante la década actual.

  • La UE recomienda a los países miembros aplicar instrumentos fiscales como la amortización acelerada y la concesión de créditos fiscales para apoyar la descarbonización de la industria.

La Comisión Europea ha presentado el pasado día 2 de julio la Recomendación (UE) 2025/1307, en la que pide a los estados miembros que introduzcan y diseñen “incentivos fiscales para contribuir a los objetivos del Pacto por una Industria Limpia” con el objetivo de “apoyar las inversiones limpias”, es decir, las inversiones en capacidades de fabricación que utilicen tecnologías limpias, la demanda de tecnologías limpias y la descarbonización de la industria. Aunque la Recomendación no es vinculante, la Comisión “invita a que los países miembros informen a la Comisión Europea, a más tardar el 31 de diciembre de 2025, de las medidas introducidas”.

Esta Recomendación representa un cambio fundamental en la política industrial y climática de la Unión. Lejos de ser una medida aislada, esta iniciativa se enmarca dentro de una estrategia económica más amplia que incluye la Brújula para la Competitividad (enero 2025) y el Pacto por una Industria Limpia (febrero 2025).

Lo más significativo de esta transformación es que, con esta Recomendación, la UE pasa de una postura predominantemente reguladora a una de facilitación activa de la inversión verde. Históricamente, la política climática europea se apoyaba en marcos regulatorios y subvenciones directas. Ahora, la Comisión aspira a que los incentivos fiscales se conviertan también en una herramienta para estimular la inversión privada. Sería como cambiar la famosa frase “quien contamina, paga” por la de “quién no contamina, paga menos impuestos”

Esta necesidad de inversión es crucial para alcanzar los ambiciosos objetivos de descarbonización y competitividad. Se estima que la UE debe aumentar sus inversiones anuales relacionadas con la transición energética en energía, innovación industrial y sistemas de transporte en aproximadamente 480.000 millones de euros durante la década actual, en comparación con la década anterior. Dado que esta cifra supera ampliamente la capacidad de financiación pública, la Comisión propone aprovechar el poder catalizador de los incentivos fiscales. El objetivo es que los sistemas fiscales de los Estados miembros “envíen señales claras al mercado que favorezcan modelos de negocio basados en industrias limpias, facilitando así la movilización de capital privado a gran escala”.

La Recomendación recuerda que estos incentivos “deben surtir los efectos deseados con pocos costes, estar bien orientados, ser sencillos para que las empresas y las Administraciones los comprendan y utilicen, no deben ser aplicables a inversiones en infraestructuras relacionadas con combustibles fósiles o maquinaria que consuma combustibles fósiles, y deben brindar un apoyo cierto y oportuno a las empresas que tomen decisiones de inversión en activos y tecnologías limpios”.

Los mecanismos fiscales: amortización acelerada y créditos fiscales

Concretamente, la Recomendación propone aplicar dos herramientas fiscales: la amortización acelerada y los créditos fiscales y destaca el valor que este tipo de herramientas fiscales podría tener, para sectores concretos como el del automóvil y, especialmente de los automóviles de empresa, un elemento clave para la descarbonización de toda la cadena de valor de la industria.

Amortización acelerada: liquidez inmediata para la innovación

La amortización acelerada permite a las empresas deducir el coste de sus activos productivos de forma más rápida que la amortización tradicional. Esto no implica pagar menos impuestos a lo largo del tiempo, sino diferirlos, liberando liquidez inmediata. Dentro de las modalidades de amortización acelerada, el mecanismo más ventajoso es la deducción inmediata, que permite deducir el coste total del activo en el mismo ejercicio fiscal de la inversión. Por otra parte, la amortización discrecional o flexible permite a la empresa elegir el momento óptimo para aplicar las deducciones, maximizando el beneficio fiscal según sus previsiones de beneficios imponibles.

Créditos fiscales: apoyo directo y reembolsable

Los créditos fiscales propuestos por la Recomendación ofrecen un apoyo financiero directo, al descontarse de forma inmediata del importe a pagar en impuestos. Calculados en función del gasto real en inversiones elegibles, estos créditos introducen una flexibilidad significativa: si no pueden utilizarse en el año en curso, pueden arrastrarse hasta por cuatro ejercicios fiscales y, si tras ese periodo siguen sin agotarse, podrían incluso ser reembolsados por el Estado miembro. Además, se promueve que puedan aplicarse a una gama más amplia de tributos, no solo al impuesto sobre sociedades. Este diseño resulta especialmente ventajoso para empresas con baja rentabilidad inicial o en fase de inversión intensiva, como startups industriales, pymes o grandes grupos en transición hacia modelos más sostenibles.

Para impulsar específicamente el fortalecimiento de la base industrial europea y la creación de capacidades en tecnologías limpias, los créditos fiscales presentan las siguientes características adaptadas:

  • Ayuda máxima: los créditos pueden alcanzar hasta 150 millones EUR por proyecto (fuera de zonas asistidas), o hasta 350 millones EUR en zonas asistidas.
  • Intensidad: la intensidad máxima de la ayuda es del 15% de los costes elegibles, con porcentajes mayores para PYMES y proyectos en zonas asistidas, pudiendo llegar hasta el 35%.
  • Incentivo estratégico: los créditos son más cuantiosos para proyectos que reduzcan la «alta dependencia de un único tercer país» o que sean considerados «proyectos estratégicos» bajo regulaciones específicas de la UE, como la Ley de Materias Primas Fundamentales o la Ley de Industria de Cero Emisiones Netas.

Esta primera aproximación a la Recomendación (UE) 2025/1307 pone de relieve un cambio significativo en la estrategia europea: del control regulatorio a la activación fiscal como palanca para transformar el modelo productivo. La apuesta por la autonomía industrial y el diseño de incentivos fiscales alineados con los objetivos climáticos plantea nuevas oportunidades, y también exigencias, para empresas e instituciones. En el próximo artículo abordaremos la descarbonización desde una perspectiva de cadena de valor completa, así como en nuestras recomendaciones dirigidas al sector empresarial.