- La descarbonización y la competitividad no deben de ser caminos paralelos, sino un único trayecto hacia el futuro industrial de Europa.
- La Comisión Europea desarrollará planes específicos para industrias para sectores con alto consumo energético, como el acero y un Plan de acción para una energía asequible.
- Ursula von der Leyen: “La Unión Europea se mantiene firme en los objetivos del Pacto Verde, sin ninguna duda. Esta es una fortaleza única que tenemos, y debemos proporcionar previsibilidad a los inversores y empresas de tecnología limpia”.
- La autonomía estratégica no se proclama, se construye. Una brújula no sirve de mucho si el barco no ha zarpado.
Durante años, Europa ha navegado en aguas turbulentas en materia de gestión energética de la industria. Tras cumbres internacionales como la COP29, que en el Foro Industria y Energía (FIE) calificamos en su momento como un «barco sin brújula», la industria quedó nuevamente en un limbo estratégico, sin que los acuerdos internacionales abordaran su papel en la transición energética. En este contexto, la necesidad de una brújula es más que evidente.
Afortunadamente, parece que este 2025 la Unión Europea ha recogido el guante. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó el miércoles la Brújula de la Competitividad, una hoja de ruta, que, según la presidenta, “traduce las recomendaciones” del Informe Draghi en una estrategia concreta para avanzar en competitividad.
El Informe Draghi ha establecido una base sólida sobre la que construir decisiones. Draghi ha dado un diagnóstico y un pronóstico sobre los desafíos estructurales del bloque. Pero detectar los problemas no basta: hace falta una estrategia para resolverlos. Si el Informe Draghi expuso los síntomas y la enfermedad, la Brújula de la Competitividad aspira a ser el tratamiento y deja claro el posicionamiento de la UE en un momento de creciente incertidumbre geopolítica y económica. Más allá del discurso de Von der Leyen, el documento apunta a cuestiones clave que podrían marcar un avance real en la gestión energética de la industria.
Porque si algo ha dejado claro el contexto internacional es que la autonomía estratégica en el ámbito de la gestión energética no se proclama, se construye. Mientras Estados Unidos avanza hacia un modelo de America Only, Europa sigue aspirando a un tímido Europe Almost First. La pregunta es si esta brújula es suficiente para avanzar hacia un verdadero “Europe First”.
Europa ante el espejo: reconociendo sus debilidades según el diagnóstico de Draghi
El primer paso para fortalecer la industria europea es asumir un diagnóstico realista, y en este sentido, el Informe Draghi ha sido claro al señalar las debilidades estructurales de la UE. Europa ha construido su modelo industrial sobre cimientos frágiles: dependencia de mano de obra barata en China, energía subsidiada de Rusia y externalización de la seguridad.
La propia Ursula von der Leyen lo ha reconocido con crudeza: “Hoy vemos que Europa sigue rezagada en comparación con Estados Unidos y China en términos de crecimiento de la productividad”. Esta dependencia ha dejado a Europa en una posición vulnerable, especialmente en un contexto de creciente rivalidad geopolítica.
Sin embargo, Von der Leyen no se detiene en una postura conformista. Al contrario, con determinación, afirma: “Esos días han quedado atrás”. Esta declaración subraya la proactividad de Europa para corregir estas debilidades y recuperar su competitividad, dejando claro que no se trata solo de diagnosticar, sino de actuar para transformar la situación.
El Pacto Verde reforzado: Europa forja su “Europe First”
Frente al «America Only» de Trump, Europa responde con un «Europe First«, reafirmando su compromiso con la sostenibilidad y la competitividad. Ursula von der Leyen no ha dejado lugar a dudas: “Quiero ser muy clara. La Unión Europea se mantiene firme en los objetivos del Pacto Verde, sin ninguna duda. Esta es una fortaleza única que tenemos, y debemos proporcionar previsibilidad a los inversores y empresas de tecnología limpia”.
En este contexto, la Unión Europea no solo responde a los movimientos proteccionistas de Estados Unidos, sino que traza su propio camino hacia la competitividad.
Un paso clave en esta estrategia es la implementación de “planes de acción específicos para sectores con alto consumo energético, como el acero, los metales y los productos químicos”. Esta medida resulta fundamental no solo para asegurar la sostenibilidad de estos sectores estratégicos, sino también para preservar la base de la cadena de valor industrial de Europa. Asegurar la transición energética en estos no es solo una cuestión de competitividad, sino de supervivencia para otras industrias. Recordemos que la UE nació de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), es decir, de la confluencia entre energía e industria.
Energía asequible: el talón de Aquiles europeo
El acceso a energía asequible será otro de los factores decisivo en el proceso de transición ecológica de la industria. Ursula von der Leyen ha señalado con claridad que “debemos abordar los precios de la energía, estructuralmente demasiado altos en la Unión Europea”. En respuesta, la Comisión presentará en las próximas semanas el Plan de Acción para una Energía Asequible, diseñado para reducir los costes energéticos y abordar los problemas estructurales que afectan tanto a la industria como a los hogares europeos.
Este plan no solo se centra en la reducción de precios, sino también en la electrificación y en acelerar la transición hacia energías limpias. Como indicó la presidenta, “también trabajaremos con las industrias más tradicionales para apoyarlas en la transición”, garantizando que los sectores industriales tradicionales no se queden atrás.
Para hacer realidad este plan, es imprescindible invertir en la infraestructura energética de Europa. Las redes de electricidad, hidrógeno, dióxido de carbono y sistemas de almacenamiento deben modernizarse y expandirse para garantizar el progreso hacia un sistema de energía con emisiones netas cero. Esta inversión en infraestructuras será crucial para reducir los riesgos asociados a la limitación de la energía renovable y para aprovechar al máximo los beneficios del Mercado Único de Energía.
Descarbonización y competitividad: un único camino para Europa
Desde el FIE, celebramos que la Brújula de la Competitividad eleve a rango estratégico un principio irrenunciable: la descarbonización y la competitividad no deben de ser caminos paralelos, sino un único trayecto hacia el futuro industrial de Europa. La inclusión de este binomio como uno de los tres pilares fundamentales de la hoja de ruta refleja una comprensión profunda de su naturaleza interdependiente. La descarbonización y la competitividad no son procesos independientes, sino dos caras de la misma moneda. Aunque el camino hacia ambos objetivos pueda ser desafiante y tortuoso, el destino final es el mismo: una Europa más fuerte, competitiva y sostenible.
Europa ha fijado un objetivo ambicioso: alcanzar una economía completamente descarbonizada para 2050, con un hito intermedio del 90 % para 2040. Estos objetivos no son meras declaraciones de intenciones; representan un compromiso firme que debería proporcionar la predictibilidad que tanto necesita el sector industrial para sus inversiones a largo plazo.
Como señala el propio informe de la Brújula, citando el trabajo de Draghi, «las políticas de descarbonización son un motor poderoso de crecimiento cuando están bien integradas con políticas industriales, de competencia, económicas y comerciales». Esta visión integrada marca la diferencia con aproximaciones anteriores, posicionando la sostenibilidad no como una imposición, sino como un catalizador de innovación y competitividad.
La brújula señala el camino, ahora debemos zarpar
En opinión de Albert Concepción, director del Foro Industria y Energía: “El discurso de Von der Leyen tiene luces y sombras. El fondo es realmente ilusionante, ya que se enfoca en las necesidades de la industria y reconoce el valor de la gestión energética en el proceso de reindustrialización y competitividad. Sin embargo, cojea al quedarse en una declaración de intenciones. La verdadera claridad vendrá cuando conozcamos el contenido de esos planes específicos para industrias como el acero y el Plan de Acción para una Energía Asequible anunciados por la presidenta de la Comisión”.
Como ha subrayado Von der Leyen, “quiero ser muy clara: tenemos un plan, tenemos una hoja de ruta, tenemos la voluntad política, ahora, lo que realmente importa es la rapidez y la unidad”. Desde el FIE, reconocemos que, efectivamente, se ha establecido una guía clara y un trayecto hacia el futuro. No obstante, insistimos en que aún queda el paso crucial de poner en marcha esos planes. Una brújula, por valiosa que sea, es inútil si el barco no empieza a moverse.
Este documento no debe ser solo un ejercicio retórico. La verdadera prueba de su efectividad estará en la implementación de las medidas. Trazar el rumbo es solo el primer paso. Ahora, Europa debe demostrar que tiene el viento a favor y el liderazgo necesario para navegar hacia un futuro competitivo y sostenible. Es hora de que la teoría se convierta en acción. En definitiva, es hora de zarpar.