27 de junio de 2025

Este año celebramos el 40 aniversario de un hito que transformó la escena musical española: el Max Mix 1. Lanzado en 1985, este disco no fue una simple compilación: fue una obra maestra de la mezcla, en la que dos discjockeys fusionaron temas dispares en una secuencia continua y vibrante, creando una experiencia sonora sin precedentes. Su impacto trascendió la música, demostrando el poder de una orquestación dinámica.

La elección de esta analogía para abordar un tema tan crucial como la gestión energética de la industria no es casual. Al igual que el Max Mix capturó la imaginación de una generación, la complejidad y el dinamismo del mix energético actual exigen una nueva perspectiva. Para quienes vivieron esa época, sin duda, resonarán con la nostalgia de aquellos ritmos innovadores.

Hoy nos enfrentamos a un desafío igualmente complejo y estratégico: la gestión del mix energético, es decir a la forma en la que se complementan las diferentes fuentes energéticas para producir la energía necesaria en España y, obviamente de su industria. Y aunque parece a primera vista que el ritmo lo ponen las energías renovables, aún estamos lejos de que este tipo de fuentes energéticas sean las solistas de nuestro especial musical energético. Y, de hecho, quizás nunca lleguen a serlo porque, hasta dónde hoy sabemos, hacer música o energía exige actuar de manera coordinada entre varios artistas.

Vaya por delante que la definición de mix energético es de por sí más compleja de lo que aparenta. Y más, si como es el caso de la actividad del Foro Industria y Energía, se refiere al mix energético de la industria, es decir a las fuentes energéticas de las que se alimenta actualmente la industria española. En anteriores informes, ya hemos hecho el esfuerzo de construir un mapa de ese mix energético que nos permitiera definir de dónde procede la energía que utiliza la industria en España, pero los datos son todavía una aproximación. La dificultad se demuestra en el hecho de que el propio IDAE anunció en enero de 2023 que realizaría un estudio sobre los consumos energéticos en el sector industrial, cuyos resultados estaba previsto presentar en 2024 y que aún no se han hecho públicos.

Así las cosas, las cifras más aproximadas siguen siendo las de nuestro último informe junto a Opina 360, basado en datos del MITECO que concluía que el 48,6 % de la energía consumida por la industria proviene de manera directa o indirecta del gas natural (a través de la generación de electricidad), mientras que a las renovables, incluyendo la energía hidráulica, se les puede asignar en torno al 29 %. Solo algo más de la mitad de ese 29 % es energía eléctrica. El resto procede de la energía nuclear, obviamente, también a través del consumo de electricidad, y de los gases renovables o la biomasa en menor medida.

A menudo se olvida que el mix energético de la industria no es solo el mix de producción eléctrica. Sencillamente son dos cosas diferentes. Una cosa es analizar que fuentes se utilizan para producir toda la energía que utiliza la industria y otra analizar el mix para obtener la energía eléctrica, un dato que se puede obtener muy fácilmente y con gran fiabilidad acudiendo a las cifras proporcionadas por REE y frente al que la industria poco puede hacer. La energía eléctrica es una de las fuentes que utiliza la industria, pero no es la única, aunque a veces parezca que nos quieren hacer creer eso.

El futuro del mix energético de la industria

Vista la situación, e inspirados en esos DJ pioneros, nos hemos permitido hacer el ejercicio, o casi el juego, de hacer una serie de reflexiones sobre cómo construir el mix energético ideal, aplicando los principios de la mezcla dinámica, la imprevisibilidad inherente y la selección estratégica, que una vez definieron la pista de baile.

El arte de la mezcla energética: más allá de la suma de las partes

La esencia del Max Mix residía en su capacidad para no ser una mera compilación de canciones, sino una amalgama continua y fluida de piezas musicales dispares. Los DJs demostraron una habilidad excepcional para pivotar entre pistas con diferentes ritmos por minuto (BPM), creando un flujo cohesivo y enérgico que trascendía la individualidad de cada canción.

El arte del megamix no se limitaba a la selección de temas; implicaba una transformación activa y una integración de elementos individuales en una nueva entidad, continua y sinérgica. El verdadero impacto y la maestría se encontraban en las transiciones fluidas y en el flujo general del álbum, demostrando cómo componentes aparentemente dispares podían ser orquestados en un todo unificado y dinámico. Este proceso de mezcla creativa, que requería destreza técnica y una comprensión intuitiva del ritmo y la interacción con la audiencia, es una poderosa metáfora para comprender la naturaleza de la gestión del mix energético.

La sinfonía impredecible de la potencia: desentrañando el mix energético

En términos generales, el mix energético representa la combinación de diversas fuentes de energía. Más precisamente, cuantifica la proporción de los distintos tipos de energía utilizados para alimentar una empresa, una actividad industrial o una nación entera. La importancia estratégica de comprender y gestionar esta mezcla radica en su capacidad para facilitar la diversificación de las fuentes, permitir el establecimiento de objetivos económicos, ecológicos y regulatorios claros, y proporcionar un marco para comparar las tendencias de uso de la energía a lo largo del tiempo y entre diferentes sectores o países.

Al igual que un DJ en vivo, el mix energético dista mucho de ser estático: es una composición en continua evolución, influenciada por una multitud de factores dinámicos, entre los que están:

  • La intermitencia de las fuentes renovables, que exige una gestión sofisticada.
  • La volatilidad geopolítica y económica impacta directamente en los precios de los combustibles fósiles, generando fluctuaciones impredecibles en los costes.
  • Los cambios regulatorios y de políticas reconfiguran continuamente el mix energético deseado y obligatorio.
  • Los avances tecnológicos introducen nuevas «pistas» o componentes, como el almacenamiento avanzado en baterías y las soluciones de redes inteligentes.

La interconexión de estos diversos factores significa que el mix energético no es linealmente predecible. Un cambio en un área, por ejemplo, un evento geopolítico que afecte los precios del gas, puede desencadenar efectos en cadena en todo el sistema. La necesidad constante de equilibrar, por ejemplo, la oferta y la demanda de electricidad en tiempo real subraya aún más su naturaleza adaptativa y reactiva. Comprender el mix energético como un sistema complejo y adaptable es fundamental para una planificación y gestión eficaces. Esto implica que los modelos estáticos o las soluciones unidimensionales son insuficientes. Las estrategias deben ser robustas, flexibles y capaces de responder a propiedades emergentes e interacciones imprevistas entre los componentes. Al igual que un DJ debe adaptarse continuamente al estado de ánimo del público, a fallos técnicos inesperados o a cambios repentinos en las tendencias musicales, los gestores energéticos deben navegar por un entorno fluido e impredecible.

La definición del mix energético óptimo es, inherentemente, una cuestión de optimización multiobjetivo. No existe un mix «perfecto» universal, más bien, la composición ideal es un equilibrio dependiente del contexto que refleja prioridades nacionales o industriales específicas, recursos disponibles y madurez tecnológica. Esto incorpora un nivel adicional de complejidad en la toma de decisiones estratégicas y la formulación de políticas más allá de la mera viabilidad técnica o la disponibilidad de recursos. La capacidad de responder dinámicamente y tomar decisiones basadas en datos es primordial para una gestión energética eficaz en el complejo panorama energético actual.

¿Quién será el «Energy Jockey» que dirija la orquesta energética?

En este entorno energético cada vez más dinámico e impredecible, los gestores energéticos industriales trascienden los roles tradicionales para convertirse en auténticos «Energy Jockeys» (EJs). Su tarea es similar a la de un DJ: dominar la ciencia compleja y no exacta de definir, equilibrar y optimizar el mix energético. Su papel estratégico es primordial para garantizar la competitividad industrial, mantener la continuidad operativa e impulsar la sostenibilidad sin compromisos.

Dadas las incertidumbres inherentes en los mercados energéticos, las políticas y la tecnología, los EJs deben adoptar metodologías de planificación sofisticadas. Esto asegura que las decisiones estratégicas sean lo suficientemente robustas para resistir cambios imprevistos y lo suficientemente flexibles para adaptarse. Esto implica enfoques dinámicos, planificación de escenarios y el aprovechamiento de técnicas de modelado avanzadas para evaluar diversas posibilidades futuras.

Bailando hacia un futuro sostenible: imperativos estratégicos para la industria

La trayectoria de la gestión energética de la industria en el siglo XXI es, en efecto, comparable a un Max Mix continuo y en evolución. Exige visión, destreza técnica y la agilidad para adaptarse a nuevas «pistas» (tecnologías emergentes), «BPMs» fluctuantes (precios de mercado y demanda dinámicos) y «reacciones del público» impredecibles (eventos geopolíticos, cambios regulatorios e impactos climáticos). Los «Energy Jockeys» están continuamente curando esta compleja sinfonía, esforzándose por lograr una mezcla armoniosa que optimice el rendimiento.

Dominar el mix energético ya no se trata simplemente de un control incremental de costes. Ha ascendido al nivel de un imperativo estratégico para la competitividad a largo plazo, una sólida resiliencia operativa y una gestión ambiental inquebrantable. Aquellas industrias que abracen este desafío dinámico con previsión estratégica, aprovechando la innovación y la adaptabilidad, serán las que bailarán con confianza al ritmo de un futuro sostenible y próspero.