• La PNL integra la dimensión energética en la futura Estrategia de Seguridad Nacional, elevándola al más alto nivel estratégico del Estado, lo que implica que las decisiones de la industria sobre su mix, inversiones y tecnologías podrían considerarse bajo la óptica de la seguridad nacional.

  • El mandato parlamentario insta al refuerzo de los protocolos de protección de infraestructuras críticas, una medida que, para el FIE, debe extenderse explícitamente a las instalaciones renovables por su rol estratégico.

  • La PNL promueve un aprovechamiento integral de todas las fuentes de energía sin vetos ideológicos, permitiendo a la industria diversificar su matriz priorizando la eficiencia y fiabilidad.

  • Pese a no ser vinculante, la aprobación de la PNL genera una profunda reflexión sobre las infraestructuras críticas y puede anticipar nuevas tendencias en la gestión energética de la industria.

4 de julio de 2025

Desde el Foro Industria y Energía (FIE), hemos seguido con atención el reciente movimiento en el ámbito parlamentario que refuerza, una vez más, la intrínseca relación entre la energía y la seguridad nacional. La Proposición No de Ley (PNL) aprobada por la Comisión Mixta de Seguridad Nacional el pasado 17 de junio de 2025, si bien no tiene carácter vinculante, representa un firme posicionamiento político del Parlamento que insta al Ejecutivo a actuar y que, para nuestro Foro, nos da pie a una profunda reflexión sobre las infraestructuras críticas, las posibles tendencias futuras en la gestión energética y las nuevas aproximaciones estratégicas. Lejos de ser un mero formalismo, representa un punto de inflexión en la concepción de la energía como un activo estratégico vital para la seguridad nacional de España. Es una señal clara, una llamada a la acción que resuena con particular fuerza en el sector industrial, que depende intrínsecamente de un suministro energético fiable y seguro. La PNL cristaliza preocupaciones y objetivos largamente debatidos, marcando una hoja de ruta que, si se implementa con determinación, puede blindar nuestro futuro energético y, por ende, la competitividad y resiliencia de nuestra industria.

Las infraestructuras críticas en el corazón de la seguridad energética

Desde el FIE, ya veníamos alertando sobre la evolución del concepto de infraestructura crítica en el contexto de la transición energética. Como expusimos en nuestro artículo «¿Son las instalaciones renovables infraestructuras críticas? Reflexiones sobre la soberanía energética», el mundo «VUCA» (volátil, incierto, complejo, ambiguo) en el que vivimos convierte la energía en un instrumento de estrategias híbridas. En este escenario, y con la innegable progresión de España hacia un modelo basado en energías autóctonas como la eólica y la fotovoltaica para lograr la soberanía, surge una pregunta fundamental: si la solución para nuestra dependencia energética reside en las renovables, ¿no deberían sus instalaciones ser consideradas explícitamente infraestructuras críticas?

Mientras que la PNL enfatiza la protección de las «infraestructuras críticas» en general y la necesidad de un modelo energético diversificado, nuestro Foro ya había señalado la imperiosa necesidad de especificar y elevar el estatus de las instalaciones renovables dentro de esa categoría. No hay contradicción, sino una profunda alineación: la PNL proporciona el marco para la protección, y nuestra reflexión subraya el «qué» debe ser prioritariamente protegido en el nuevo paradigma. Por ello, cuando la PNL insta a actualizar y reforzar los protocolos de protección de infraestructuras críticas, incorporando escenarios de fallo sistémico, ciberataques híbridos y sabotaje energético, esto tiene profundas implicaciones para la gestión energética industrial.

Las empresas, especialmente aquellas con un alto grado de autoconsumo fotovoltaico o eólico, o que dependan de PPAs con parques renovables específicos, podrán empezar a considerar sus propias instalaciones energéticas como puntos estratégicos de alta protección. Ya no se trata solo de la subestación tradicional o la línea de alta tensión; ahora, una planta solar en el tejado de la fábrica o un sistema de baterías propio pasará a ser un activo cuya interrupción tiene implicaciones directas para la seguridad nacional y la continuidad de la operación industrial.

Desglosando el mandato: otras medidas clave de la PNL y su resonancia en la industria

Más allá de la protección de las infraestructuras críticas, la PNL aborda una serie de medidas adicionales que, en su conjunto, dibujan un escenario energético más seguro y robusto, con implicaciones directas para el sector industrial:

Interconexiones energéticas

La PNL insta a impulsar, con carácter urgente, un Plan Nacional de Refuerzo de Interconexiones Energéticas con Europa y países vecinos como Francia y Portugal, entendiéndolo como una medida estratégica de seguridad nacional. Para la industria, una red eléctrica más robusta y resiliente se traduce directamente en una reducción del riesgo de cortes de suministro y una mayor estabilidad de precios. El acceso a un mercado energético más amplio y diversificado geográficamente puede beneficiar a las empresas, particularmente a las electrointensivas, garantizando mayor predictibilidad y menores interrupciones en sus procesos productivos.

El eco del apagón: lecciones aprendidas para la resiliencia industrial

La PNL solicita la presentación de un informe detallado sobre el impacto del reciente apagón en la infraestructura eléctrica nacional y en los sistemas de defensa y seguridad del Estado. El resultado de este informe podría ser una hoja de ruta sobre vulnerabilidades y puntos débiles del sistema. Sin embargo, para el FIE, la publicación del informe del Comité de análisis de la crisis eléctrica del 28 de abril de 2025, aunque técnica, no logró despejar por completo las inquietudes y, de hecho, introdujo nuevas capas de complejidad en la planificación energética industrial, exacerbada por la coexistencia de otros análisis divergentes de entidades como Red Eléctrica o la CNMC.

Integración de la energía en la Estrategia de Seguridad Nacional

Un punto crucial de la PNL es la integración prioritaria de la dimensión energética en la futura Estrategia de Seguridad Nacional, incluyendo indicadores de vulnerabilidad y resiliencia. Esta medida eleva la energía al más alto nivel estratégico del Estado. Para la industria, esto significa que las decisiones sobre su mix energético, las inversiones en eficiencia y descarbonización, o la adopción de tecnologías limpias, no solo tendrán un impacto económico o ambiental, sino que serán consideradas bajo la óptica de la seguridad nacional.

Transparencia y rendición de cuentas: la supervisión como garantía

La PNL busca garantizar una supervisión parlamentaria continua sobre las medidas de seguridad energética, con comparecencias periódicas de los organismos competentes. Para la industria, esta medida fomenta una mayor transparencia y previsibilidad en la política energética. Significa que las futuras regulaciones y directrices en materia de seguridad energética estarán bajo un escrutinio constante, lo que podría derivar en un marco más estable y predecible para la planificación de inversiones a largo plazo.

Hacia un modelo energético diversificado y soberano: el Plan Nacional de Soberanía Energética

Finalmente, la PNL tiene como macro-objetivo establecer un modelo energético diversificado, estable y tecnológicamente viable, centrado en el interés estratégico de España, mediante un Plan Nacional de Soberanía Energética. Este plan integral se asienta sobre varios pilares fundamentales, cada uno con claras implicaciones industriales:

  • Aprovechamiento integral de fuentes energéticas: la PNL insta a aprovechar todas las fuentes de energía disponibles desde un enfoque pragmático y técnico, eliminando cualquier veto ideológico. Esto abre la puerta a que la industria explore y diversifique su matriz energética sin restricciones ideológicas, priorizando la eficiencia, la disponibilidad y la fiabilidad para su consumo.
  • Reconocimiento y apoyo a la energía nuclear: la PNL propone reconocer el papel esencial de la energía nuclear para la estabilidad del sistema, prorrogando la vida útil de las centrales operativas y planificando nuevas instalaciones. Para la industria, esto se traduce en una base de generación de carga base (baseload) estable y no dependiente de factores climáticos o políticos volátiles, lo que aporta una gran predictibilidad al suministro y ayuda a mantener precios energéticos competitivos a largo plazo.
  • Fomento del almacenamiento energético: la PNL subraya la necesidad de fomentar el almacenamiento energético, con especial énfasis en el aprovechamiento de la infraestructura hidroeléctrica existente para bombeo. La industria se puede beneficiar directamente de una mayor flexibilidad en la gestión de la demanda y el consumo, permitiendo optimizar costes al consumir energía en periodos de baja demanda y menor precio, y mejorar su propia resiliencia ante fluctuaciones del suministro.
  • Impulso a infraestructuras e instalaciones energéticas clave: la PNL insta a impulsar el desarrollo de infraestructuras e instalaciones energéticas clave que aseguren la estabilidad y previsibilidad del suministro. Esto implica la modernización y expansión de la red de transporte y distribución, beneficiando a la industria con un acceso más fiable y seguro a la energía, y facilitando la conexión de nuevos proyectos de generación distribuida o autoconsumo.
  • Eliminación de distorsiones y especulación: la PNL busca eliminar las distorsiones provocadas por lobbies o intereses especulativos, estableciendo una planificación nacional energética basada en criterios técnicos y estratégicos. Para la industria, esto se puede traducir en un mercado energético más justo y transparente, con precios más estables y predecibles al reducir la influencia de factores externos o manipulaciones que no responden a la realidad técnica o de costes.
  • Aprobación de un Plan Nacional de Agua: la PNL incluye la aprobación de un Plan Nacional de Agua que contemple la interconexión de cuencas y la construcción de nuevos embalses. Este punto es vital no solo para el consumo humano y agrícola, sino también para numerosos procesos industriales y para la generación de energía hidroeléctrica, garantizando un recurso esencial para la continuidad de muchas operaciones industriales y para la estabilidad de la producción energética.

En síntesis, la PNL de la Comisión Mixta de Seguridad Nacional pretende consolidar la energía como un pilar fundamental de la seguridad nacional, un reconocimiento vital para el futuro de España. Desde el FIE, nuestra lectura es clara: la protección y el fortalecimiento de las infraestructuras críticas, con un enfoque particular en la integración y resiliencia de las energías renovables, es una prioridad ineludible. Los recientes episodios, como el eco del apagón, nos recuerdan que, a pesar de los esfuerzos, persisten desafíos de incertidumbre y la necesidad de una transparencia irrefutable para la planificación industrial. No obstante, este mandato parlamentario no solo identifica vulnerabilidades, sino que también traza una hoja de ruta con oportunidades tangibles: desde el impulso a las interconexiones y el almacenamiento, hasta una planificación más sólida y la posibilidad de una mayor participación industrial en la estabilidad del sistema. La industria española, lejos de ser un mero consumidor, se posiciona como un actor estratégico e indispensable en la construcción de un modelo energético más robusto, predecible y autónomo, garantizando así su propia competitividad y contribuyendo de forma decisiva a la resiliencia y soberanía energética del país.