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Industria y Transición Ecológica parecen acercar posturas en un contexto global y geopolítico que obliga a reaccionar para asegurar la competitividad de la industria.
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«Apostamos por la industria, las energías renovables y la competitividad», señala la ministra Aagesen.
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El Foro Industria y Energía aboga desde su fundación por un acercamiento real y constante entre los ministerios de Transición Ecológica e Industria, y parece que finalmente comienza a tomar forma.
Tras cuatro años clamando en el desierto, parece que nuestras voces han encontrado eco. Desde nuestra fundación, en el Foro Industria y Energía hemos defendido la necesidad de una mayor cooperación entre los ministerios de Transición Ecológica e Industria. Un diálogo sólido y continuo entre ambas carteras no solo es deseable, sino indispensable para afrontar los retos de la descarbonización industrial. La semana pasada, lanzábamos un mensaje claro: la llegada de Sara Aagesen al Ministerio de Transición Ecológica y el reciente marco legislativo de la Ley de Industria podrían ser el inicio de esa colaboración.
Pero, ¿por qué ahora? Este acercamiento tiene dos caras, y ambas son fundamentales. Por un lado está la convicción, o proactividad política, y por otro, la obligación, es decir, la reactividad estratégica.
En el ámbito de la proactividad política, estrechar lazos con el sector industrial ha quedado patente en las intervenciones parlamentarias de la ministra Aagesen esta semana. “Apostamos por la industria, apostamos por las energías renovables y apostamos por la competitividad”, declaró la ministra a la vez que alababa el trabajo del Ministerio encabezado por Jordi Hereu. También subrayó que, por primera vez, la descarbonización industrial se incluye como un principio rector en la planificación estratégica, una necesidad histórica que desde el Foro hemos señalado repetidamente. No menos importante ha sido su reciente visita a la fábrica de Solvay, un gesto que manifiesta su interés por escuchar de cerca a los actores clave del sector industrial.
En cuanto a la reactividad estratégica, es el propio contexto europeo y mundial el que nos obliga a mover. El Informe Draghi y la nueva Comisión presidida por Von der Leyen, ha dejado claro que la competitividad industrial es prioritaria. El contexto internacional, con gigantes industriales como China y Estados Unidos,encabezado por el nuevo liderazgo de Donald Trump, exige que España haga lo propio para no quedarse atrás. Este nuevo equilibrio geopolítico, sumado a las presiones por evitar deslocalizaciones, está empujando a nuestros líderes a actuar. No podemos permitirnos perder este tren.
Por supuesto, no queremos caer en un optimismo desmedido, pero sí reconocer que el diálogo entre Industria y Transición ecológica que tanto hemos reclamado desde el Foro Industria y Energía comienza a tomar forma. Si este acercamiento se consolida, estaremos más cerca de integrar industria y descarbonización como pilares inseparables de una transición energética que sea a la vez sostenible y competitiva. Aunque queda por ver cómo evolucionará esta colaboración, confiamos en que este acercamiento se consolide, no solo como una respuesta a las presiones externas, sino como un compromiso a largo plazo.
Desde el Foro, seguiremos atentos, celebrando los pasos en esta dirección y trabajando para que este diálogo trascienda lo coyuntural y se convierta en una colaboración estructural y duradera.