Reflexión

La política energética es clave en la seguridad nacional. No debemos descartar que las instalaciones renovables acaben siendo parte de las infraestructuras críticas del futuro y creemos que es importante abrir un debate entre autoridades y sociedad civil sobre su posible inclusión.

El análisis de la seguridad nacional e internacional es de suma importancia para cualquier Estado. El diseño de una política de seguridad nacional permite delinear políticas públicas para garantizar el buen funcionamiento de cualquier administración al mando. Atendiendo a los riesgos y oportunidades, cada Gobierno perfila su hoja de ruta. Y en esta planificación, la política energética es clave. Así quedó patente en la intervención en Foro Sella 2024 del ex director del Departamento de Seguridad Nacional (DSN) de España, el general Miguel Ángel Ballesteros, que realizó un análisis de la situación energética desde la perspectiva de la geopolítica.

Haciendo referencia a EE. UU., Ballesteros recordó que el ejército norteamericano alerta de que “vivimos en un mundo “VUCA”, el acrónimo de un mundo volátil, incierto, complejo, ambiguo y tremendamente cambiante. Y eso está también en el ámbito de la energía”.

Todos los Estados están amenazados por los conflictos híbridos, es decir aquellos en los que se utilizan medios y procedimientos que van más allá de la guerra convencional y que pueden afectar directamente en la planificación energética. “La energía es un instrumento de las estrategias híbridas. Las estrategias híbridas son la forma en que las potencias, como Rusia y como China, (que actúa de otra manera, pero también las utiliza), quieren establecer un nuevo orden mundial. Y la energía juega un papel fundamental”.

Puso de ejemplo la invasión de Ucrania por Rusia. Antes de la invasión, Rusia suministraba el 45% del gas a toda la Unión Europea y un 9% a España a través de GNL. La UE dependía en gran manera de Rusia y esto debilitaba cualquier perspectiva de planificación energética, y, en consecuencia, la seguridad nacional de los Estados miembros.

Por ello, Ballesteros instó a desarrollar “un sistema sostenible” que potencie la soberanía energética. Un ejemplo está en el Plan + Seguridad Energética, impulsado por la UE. “Rusia ha utilizado la energía como un instrumento en un conflicto, pero también es una oportunidad, porque de aquí lo que ha salido es una Europa que quiere potenciar la soberanía energética. Y para un país como España, que tiene una dependencia de energía global del exterior del 70% (que hay que pasarla al 51% en 2030), la solución solo es el camino de la energía renovable”.

Energías autóctonas

Ballesteros advirtió que para que la sostenibilidad juegue a nuestro favor, “es fundamental desarrollar las energías autóctonas, que son las renovables, y especialmente eólica y fotovoltaica”, ya que en 2022-2023 la energía hidráulica cayó un 42%.

En este planteamiento de la soberanía y seguridad energéticas, desde el Foro Industria y Energía queremos ir más allá y consideramos imprescindible abrir un debate sobre si deben incluirse entre las infraestructuras críticas del Estado todas aquellas estructuras capaces de generar energía renovable. En el último informe del Departamento de Seguridad Nacional (DSN) se habla de los sectores críticos y la energía es uno de ellos. En este sentido, y a medida que las energías renovables tengan más presencia en el mix energético español, podrían llegar a ser más vulnerables.

Cuando los combustibles fósiles tengan menos peso en el mix, es probable que también se reduzcan las amenazas en gasoductos o barcos petroleros, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, es probable que, paralelamente, las amenazas aumenten en las estructuras que generan y transportan energías renovables. Cualquier amenaza a estas energías renovables pueden lastrar no solo la transición energética, sino el tejido económico e industrial.

En este sentido, Albert Concepción, director del Foro Industria y Energía, considera que “no debemos descartar que las instalaciones renovables acaben siendo parte de las infraestructuras críticas del futuro y creemos que es importante abrir un debate entre autoridades y sociedad civil sobre su posible inclusión. No puede haber soberanía energética para Europa sin energías renovables, por ello parece lógico protegerlas y actualizar su seguridad para garantizar dicha soberanía”.