El sector cree que no se están aprovechando las grandes posibilidades y beneficios para la descarbonización de la industria que ofrece el biogás

Es necesario agilizar los procesos administrativos, incentivar el consumo de biometano y adaptar los proyectos a la realidad local: es la planta la que debe adaptarse al territorio y no el territorio a la planta.

Los días 1 y 2 de octubre se ha celebrado en Valladolid el Salón del gas renovable, organizado por AVEBIOM y AEBIG, las patronales españolas de la biomasa y el biogás.

No cabe duda de que estamos ante un sector en pleno desarrollo si nos guiamos por la cantidad de participantes y expositores que han participado. Sin embargo, de los mensajes de los ponentes en el 17 Congreso Internacional de Bioenergía que se celebraba de manera paralela, parece extraerse la sensación de que no se están aprovechando las grandes posibilidades y beneficios para la descarbonización de la industria que ofrece esta tecnología, algo que sí están haciendo otros países como Francia o Alemania.

De hecho, la secretaria general de la European Biogas Association (EBA), Giulia Cancian, destacó a España como uno de los países con mayor potencial de producción de biometano en 2040, con capacidad de alcanzar el tercer lugar como productor europeo: España juega un papel clave para Europa, posee uno de los mayores potenciales en cuanto a digestión anaeróbica, con un sistema ganadero con gran disponibilidad, así como una potente industria alimentaria y de gestión de residuos.

La realidad, sin embargo, es que, como en otras actividades, la gestión medioambiental parece ir por un lado mientras que la gestión industrial va por otro. Y es precisamente en un sector como este en el que las distancias entre unos y otros parecen mayores.

Quizás lo más sorprendente sea comprobar que algunos de los profesionales participantes confirman que existe este potencial, pero también que, para materializarlo, es necesario superar ciertas barreras. Según Ruth Rivero, responsable del departamento de proyectos estratégicos de biometano de PreZero, “es necesario agilizar los procesos administrativos e incentivar el consumo de biometano. No se necesitan subvenciones, sino un marco que favorezca el desarrollo de la industria con incentivos al consumo, como el sistema de cuotas en Francia, Alemania o Dinamarca”.

En la misma línea coincide Josep Burjons, consejero ejecutivo de Catalana de Biogás, que considera que en este momento estamos “exportando” certificados de origen y cree necesario regular los certificados de origen como un paso fundamental para incrementar la demanda industrial de biogás. Para Burjons, “no se justifica una planta de biometano sin certificados de origen”.

En su intervención, Burjons destacó otro de los elementos clave para la implantación del biometano, la adaptación de los proyectos a la realidad local, con proyectos personalizados que tengan en cuenta las características específicas del territorio. “Es la planta la que debe adaptarse al territorio y no el territorio a la planta, no tiene sentido traer residuos desde 50 kilómetros a un territorio que ya está colapsado por las deyecciones ganaderas o donde no existen estas”.

Parece, pues, necesario encontrar puntos de encuentro entre los promotores de plantas de biogás, los agricultores y ganaderos y la industria para conocerse mejor. Y en esa tarea, la administración va a tener un papel clave como elemento integrador.