El Pacto Industrial Limpio europeo y la Ley de Industria española abordarán cómo complementar la transición ecológica y la competitividad industrial
El viernes pasado planteábamos, no sin cierta satisfacción, que se vivían tiempos de cambio en el ámbito de la gestión energética de la industria. La realidad es tozuda y, como no podía ser de otro modo, las diferentes instituciones se empiezan a dar cuenta de que integrar los objetivos de industria y energía es un paso indispensable e ineludible.
Por ello, la confluencia de dos nuevas regulaciones a escala europea y estatal como son el Pacto Industrial Limpio europeo y la Ley de Industria española se convierte en una noticia que nos hace, cuando menos, ser optimistas en que este proceso está en marcha y va más allá de las palabras o las buenas intenciones.
De la Unión del Carbón y del Acero al Pacto industrial Limpio
En el ámbito europeo, el Pacto Industrial Limpio ya nace con la aspiración de conciliar dos prioridades esenciales: la sostenibilidad y la competitividad industrial, un equilibrio que desde el Foro Industria y Energía siempre hemos defendido como clave para el desarrollo del sector. El propio nombre del pacto refleja esta dualidad a la vez que establece un marco para promover la descarbonización de las industrias europeas y establecer las bases para una estrategia industrial coherente que busca recuperar la competitividad del bloque en los próximos cinco años.
La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, asumió el compromiso de impulsar este paquete integral de políticas en los primeros 100 días de su mandato. Tras la toma de posesión de la nueva Comisión el pasado 1 de diciembre.
Así, el Pacto, que es responsabilidad del comisario de Industria en colaboración con la vicepresidenta ejecutiva para una Transición Limpia, Justa y Competitiva y el Comisario de Net Zero ha empezado su cuenta atrás. Y no deja de ser paradigmático que las primeras intervenciones de ambos vicepresidentes se centren en una industria fundamental como la del acero, a la que Séjourné destacaba en declaraciones al Financial Times como esencial por constituir “un apoyo muy importante” a la tecnologías verdes. La imagen de los dos vicepresidentes visitando la planta de Arcelor Mittal en Gante nos viene a recordar que el origen de lo que hoy conocemos como la UE es la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, y evoca la visita de sus primeros miembros de la Alta Autoridad a la fábrica de Belval en 1953. Tal como recuerda el comisario, la fabricación del acero es estratégica porque no hay turbinas eólicas ni automóviles sin acero. El contador está en marcha y ya solo quedan 95 días para conocer cuál va a ser el contenido de este pacto limpio.
La ley Hereu: “la industria vuelve”
Más cerca parece quedarnos la Ley de Industria de España, que, a falta de una mejor definición, aquí vamos a denominar “Ley Hereu”. La Ley aspira, según el propio ministerio, a “abordar la reforma integral de la actual Ley de Industria, que data de 1992, previa a toda la digitalización y principales orientaciones hacía su sostenibilidad y aprovechamiento de la economía circular”. Por tanto, se puede decir que es una regulación que reconoce abiertamente que las cosas han cambiado y que viene a consolidar el compromiso del ministerio en abordar el tema de la gestión energética como un factor de competitividad, como el ministro Hereu destacaba en su intervención en el Foro Sella, donde, además, nos obsequiaba con una frase que esperamos que se vaya haciendo realidad: “La industria vuelve” y destacaba el valor transversal de la Ley.
La ley está ya en sus últimos pasos: la presentación del Proyecto de Ley al Consejo de ministros y la votación en la Cámara Baja, pero, quizás coincidiendo con esa frase sobre la vuelta de la industria constituye también una oportunidad para que los dos ministerios implicados, Industria y Medio Ambiente, se coordinen y hablen con una sola voz. Esta Ley es una oportunidad para reforzar la coordinación entre ambas carteras para trabajar conjuntamente siguiendo una orientación común que integre la sostenibilidad con la competitividad industrial. Con la llegada de la nueva ministra, Sara Aagesen, se abre una nueva etapa, que podría facilitar una cooperación más estrecha entre su ministerio y el de Industria, dada la importancia de la transición energética para el sector industrial.